Es uno de los oficios tradicionales en nuestro barrios, los carteros o mensajeros privados, que cada día entregan cuentas, pólizas de seguros, estados de cuentas, cartolas bancarias, cobranzas. Que llegan en sus bicicletas o motos.
Tras el aumento de la inseguridad y la Ley Cierre de Calles y Pasajes, su sacrificada labor se ha visto dificultada al no poder entrar a estos o no poder salir porque muchas veces no les abren las puertas o portones por el prejuicio que se ha instalado por el aumento del miedo de ser victima de la delincuencia.
En reiteradas ocasiones hay pasajes que tienen sus portones y puertas cerradas y nadie sale abrir o cuando pillan las puertas abiertas y entran, al regresar no se puede salir.
Esto genera la demora en la ruta lo que trae como consecuencia que no puedan terminar la entrega del día y así se atrasan otros sectores. Además, genera estrés producto de la perdida de tiempo y las altas temperaturas que deben soportar en estas fechas.
Una de las medidas que se pide que en pasajes que se cierren se puedan instalar citófonos o en caso mayor buzones para depositar los documentos.
El cierre de pasajes debe ser algo organizado para que no perjudique otros servicios básicos y otros de urgencia como por ejemplo las ambulancias o bomberos.