Por: Marcela Abedrapo, Concejal de La Florida
“Quiero pedir de una vez por todas que a esta mujer la controle alguien” fue uno más de los constantes ataques misóginos que el actual alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, me dijo el año pasado.
Ha sido doloroso constatar que la municipalidad de La Florida no es un espacio de respeto hacia las mujeres, que detrás de las flores y chocolates que cada 8 de marzo se regalan, no hay conciencia de que esta es una fecha de reivindicación de nuestros derechos. Cuando lo manifesté así, las trabajadoras de la municipalidad entendieron perfectamente, mientras que muchos hombres se sintieron ofendidos o soltaron risas burlescas.
Una sociedad que se ha cimentado sobre estructuras patriarcales diseña sus instituciones dentro de los mismos márgenes. Constantemente vemos cómo las mujeres somos subvaloradas, descartando lo que manifestamos por el sólo hecho de ser mujeres.
Porque esto no se trata de mí, se trata de todas. Cuando Carter subestima y agrede a las mujeres lo hace con todas. Y no lo hace solo: hay muchos hombres que lo refuerzan y apoyan, porque, lamentablemente, el patriarcado es una estructura social.
Hay una institucionalidad que cambiar, pero la buena noticia es que sé que no estoy sola y que cada acto machista que desenmascaro es un paso adelante de nuestra lucha feminista. Así es como hemos avanzado y así lo seguiremos haciendo: todas juntas, en todos los espacios, solidarizando entre nosotras, como una gran marea que logra penetrar de forma porosa en cada casa, lugar de estudio o trabajo.
Nuestro avance es temido por aquellos que se aferran a estas viejas costumbres opresoras.
Lamentablemente muchos de estos machistas actúan cada vez de forma más violenta: quieren lograr por la fuerza lo que no pueden hacer por la razón.
La mayor cantidad de feminicidios se producen luego de rupturas de parejas porque los hombres creen que las mujeres somos de su propiedad y no son capaces de aceptar que no lo seamos. Nos niegan el derecho a ser personas independientes porque el machismo inculcado desde su infancia los ha convencido de que por el hecho de ser hombres tienen un poder sobre nosotras.
Es el lamentable caso del concejal Oscar Aguilera, que tuvo que renunciar a su cargo luego de ser descubierto siguiendo a su ex esposa con un GPS, a través del cual podía además escuchar sus conversaciones. Al día de hoy, Aguilera tiene un proceso abierto por violencia intrafamiliar. Lo peor es que cuenta con el apoyo del alcalde Carter, de muchos concejales y de la administración municipal.
Sabemos los nexos comprometedores que existe entre los Cárter con Aguilera, pues el ex concejal es jefe de gabinete de Álvaro, el diputado, hermano del alcalde. Pero ninguna vinculación justifica la solidaridad con un agresor, exponiendo a la agredida.
La pregunta es: ¿Tenemos que conformarnos con esta institucionalidad machista? ¿Le dejaremos a ellos que la usen y administren sin contrapeso? No. Me rehúso a claudicar. No nos rendiremos. “Tienen la fuerza, podrán avasallarnos”, dijo el compañero Allende, pero agregó, “no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”.
Hoy, la historia es también de las mujeres, las mujeres del pueblo, las trabajadoras, las jefas de hogar, las que seguiremos dando la lucha en cada territorio y en cada lugar por nuestros derechos. El feminismo ha transformado Chile y lo seguiremos haciendo.