Más allá de la batalla contra la pandemia en Rancagua amigos la recordaron como una profesional intachable, directa, positiva y por su gran compromiso con los pacientes.
Como un homenaje por su destacada labor, la Unidad de Pacientes Críticos (UPC) del Hospital Clínico Fusat lleva su nombre.



Desde que comenzó la pandemia, no tenía prácticamente vida social, pues hacía turnos una vez a la semana –a veces dos días– en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la Fusat, donde salvó la vida de muchos pacientes con coronavirus.
También fue jefa técnica de la Unidad de Pacientes Críticos (UPC) en el hospital doctora Eloísa Díaz de La Florida, en la Región Metropolitana.
En noviembre pasado la doctora Carol Ortiz estaba de vacaciones en este último hospital, aunque siguió trabajando en la Fusat. Pero se contagió y fue hospitalizada en la Clínica Alemana.
Sus amigos y compañeros de la Fusat asistieron a una misa para que se recuperara de esta enfermedad, que ella misma había combatido durante ocho meses.
Pero cuando estaban en el oficio religioso recibieron un llamado desde la Clínica Alemana que dejó a todos sin esperanza: la doctora Carol Ortiz había sufrido una hemorragia cerebral. Dos días después, falleció a los 42 años de edad.
Con globos blancos, funcionarios del hospital también la despidieron en una misa, efectuada en el exterior del hospital, donde asistió el padre y la hermana de la doctora Ortiz.
“ENTREGÓ TODO POR SUS PACIENTES”
“Era una persona muy querida, muy trabajadora, muy dedicada a los pacientes y hasta el último día entregó todo por los pacientes… ella se cuidaba muchísimo y súper preocupada por los pacientes. Fue una gran pérdida… estuvimos todo el año, con los pacientes Covid, que son los que más contagian, fue una desgracia no más que se contagió y nos puede pasar a cualquiera de nosotros”, señaló a “El Rancagüino” el jefe del Hospital Fusat, doctor Gustavo Lago.
Por ello, también rechazó los dichos del subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac, quien declaró que la doctora Ortiz había bajado la guardia. “Eso es mentira, estaba de vacaciones en el hospital de La Florida, pero siguió trabajando acá… ella fue de las primeras que se enfrentó en La Florida, uno de los hospitales con mayor crisis y mortalidad, que hubo en Santiago. Así que estuvo expuesta desde el primer día hasta el último día a este virus maldito”, replicó.
¿Cómo enfrentó esta pandemia la doctora Carol Ortiz? “Ella nunca tuvo un reparo para atender al paciente más grave, entubarlo y reanimarlo, como si fuera cualquier otra enfermedad, común y corriente, porque había muchos médicos y enfermeras que tenían miedo de tratar a estos pacientes por el riesgo de contagiarse”, ejemplificó.
“SIEMPRE BUSCABA LA SOLUCIÓN”
Su vida dejó, sin duda, una huella en quienes la conocieron y, sobre todo, entre sus amigas y amigos más cercanos. Uno de ellos es –precisamente– el doctor Gustavo Lago: “Dejó una huella como calidad humana, dejó un estilo de trabajo, una forma de mirar la vida, ella era siempre positiva frente a los problemas, los encaraba de una. Ella siempre buscaba la solución al problema, al paciente. Era una persona que se entregaba al ciento por ciento, cuesta encontrar personas que sean tan jugadas”.
El doctor Lago, quien también es jefe de la UCI, trabajó durante ocho años con la doctora Ortiz y para él su muerte significó una gran pérdida, no sólo como médico y profesional “que era intachable”, sino también –reiteró– por su calidad humana.
“Es un espacio, que no lo va a llenar ningún otro médico y ninguna otra persona. Marcó su camino acá, a todos nosotros, la verdad es que es una pérdida muy grande y que nos va a llevar tiempo sobrellevarla y de seguro todos nosotros, los que somos creyentes, sabemos que nos vamos a juntar con ella, no dentro de mucho tiempo, cuando nos pase a nosotros, vamos a estar juntos en otra vida. Así que no es un adiós, sino que es dentro de un tiempo”, expresó.
“BUENA AMIGA Y EXCELENTE COMPAÑERA”
“Carol era una mujer muy trabajadora, incansable, le gustaba mucho que todo se hiciera perfecto, muy preocupada y exquisita al revisar una ficha y entregar todo al paciente. Muy sincera y siempre daba lo mejor de si a su familia y a sus amigos”, rememoró la doctora María Elena Balza, quien trabaja en la UCI del Hospital Fusat.
Era una médica que le gustaba trabajar en equipo y nunca se negó a entregar un consejo o prestar ayuda en el diagnóstico de algún paciente.
“Nunca se negaba –relató la doctora Balza– cuando la llamábamos a preguntar algo o solicitar una ayuda diagnóstica… nunca me dijo ‘no puedo’, siempre estaba allí, fue apoyo, oídos y consejera… realmente buena amiga y excelente compañera”.
La doctora Carol Ortiz vivió su vida a plenitud, pues también tuvo la oportunidad de viajar al extranjero. “El aprendizaje que nos deja esto, es que hay que disfrutar más la vida! Sin duda, ella lo hizo, vivió a plenitud… viajó, disfrutó y trabajó muchísimo! Carol siempre estará entre nosotros, no muere quien no se olvida y ella siempre será recordada, nuestra guía, como siempre”, comentó.
Según su amiga, “Siempre debemos dar más… siempre se puede hacer más por nuestros pacientes. En la vida personal, ser perseverante y no dejarnos derrotar por nada, a pesar de lo duro de la vida… Siempre tenía la frase acertada, cruda y directa para decir las cosas… sin lugar a dudas, un ser humano muy valioso… ¡Dios la tenga en un hermoso lugar, estoy segura que así es!”.



Como un homenaje y desde el pasado 3 de diciembre, la Unidad de Pacientes Críticos (UPC) del Hospital Clínico Fusat lleva el nombre de la doctora Carol Ortiz, por su destacada labor y compromiso con los pacientes en la batalla contra el Covid-19.
En un museo institucional además colocaron una foto de la doctora, junto a una mascarilla confeccionada por el personal y la carta de un niño de 10 años que fue paciente del hospital, como símbolo de lo que ha sido la pandemia.
“En la UCI, desde marzo hasta ahora, han pasado cerca de 200 pacientes con coronavirus, y casi todos han tenido buenos resultados y muchos han tenido que pasar con la mano de ella, con ventilación mecánica, con pacientes que con gracias a decisiones de ellas, pudieron salir adelante”, aseguró el director Hospital Clínico Fusat, Rafael Borgoño.
Fue una ceremonia emotiva, en la que se descubrió una placa y la destacaron por “ser una profesional excelente, gran calidad humana, muy directa, que había dejado huella en mucha gente, que había sido un buen ejemplo a seguir para muchos”.
“LÍDER POSITIVO”
Para el director del hospital, la doctora Ortiz dejó un legado de “profesionalismo, calidad humana, entrega y mucho amor por los pacientes. Era una persona muy respetada entre sus pares, en general los turnos de UCI se hacen entre dos o tres médicos al mismo tiempo y siempre su turno, ella era como la referente, en el fondo era una líder positivo que se llevaba muy bien con todos los estamentos: las enfermeras, auxiliares, paramédicos, kinesiolólogos”.
Tras la inesperada muerte de la doctora Carol Ortiz, el doctor Borgoño entregó un mensaje a sus pares: “Nos tiene que hacer más fuertes, no nos puede desanimar, tenemos un juramento que tenemos que cumplir: salvar vidas y ayudar al paciente, al desvalido, a sus familiares, y todos deberíamos tomar como ejemplo a la doctora Ortiz y darlo todo”.
En la ceremonia también participó la presidenta del Colegio Médico de Rancagua, doctora Leisli Salvatierra, quien señaló que “la partida de la doctora Ortiz caló muy hondo, no solo a nivel regional, pues fueron muchas las médicas y médicos que compartieron su quehacer diario con ella”.
“Se le recuerda con mucho respeto, por un sin número de familiares, por la atención a sus seres queridos” y con el homenaje póstumo, “se reafirma el cariño que esta médica generó en cada lugar donde trabajó, linda acción que agradecimos como gremio”.